Llegas, y te arranco unas cuantas líneas después de haber brotado entre raíces por la larga espera, nos despedimos rápido mientras me muerdo los labios de dolor y Tu orgullo amarra las yemas de mis dedos y no me deja decir más, solo "hasta luego", solo pido que te cuides cuando el plan era protegernos el uno al otro.
Cuando apareces el vacío se agranda, cuando dices créeme, espérame, ámame yo me resumo a Fé encarcelada tras los barrotes de incertidumbre, pues te quiero toda ahora, no mañana, porque las palabras no me alcanzan para comprarme una sonrisa y no me acabalo para un suspiro con la esperanza tan escasa.
Insistes en que en nuestro reencuentro me arrancarás todas las promesas para hacerlas realidad, que cubrirás mi cuerpo con caricias que volverán a estremecerme, a convencerme de abrirte por completo mi piel, si supieras que lo que me enchinaba los poros era tu mirada no tu tacto, si supieras que lo que arrancaba mis locuras eran tus palabras y mi deseo por complacerte, si te dijera que no anhelo más que tu abrazo protector y tu discurso, pero en mi oído, sintiendo como calientas mi cuello con tu aliento.
Porque las llamadas, que son cortas y escasas, no destierran el sentimiento de soledad, no erradican la desesperación por tomarte de la mano y caminar contigo...
Si te dijera tantas cosas, mis inquietudes, mis dudas, mis errores, y hasta la rabia por mencionar detalles carnales en un reencuentro que espero tanto, la desilusión por sentirte perdido en la distancia y en el tiempo después de todo lo prometido...
Estoy a punto de perforar estas hojas con las navajas de mis tristezas, estoy a punto de llorarte y deshacer gota a gota estas letras que te imploran, o que te pierden. Estoy a punto de creerte en el momento en que te olvido.
Cuando apareces el vacío se agranda, cuando dices créeme, espérame, ámame yo me resumo a Fé encarcelada tras los barrotes de incertidumbre, pues te quiero toda ahora, no mañana, porque las palabras no me alcanzan para comprarme una sonrisa y no me acabalo para un suspiro con la esperanza tan escasa.
Insistes en que en nuestro reencuentro me arrancarás todas las promesas para hacerlas realidad, que cubrirás mi cuerpo con caricias que volverán a estremecerme, a convencerme de abrirte por completo mi piel, si supieras que lo que me enchinaba los poros era tu mirada no tu tacto, si supieras que lo que arrancaba mis locuras eran tus palabras y mi deseo por complacerte, si te dijera que no anhelo más que tu abrazo protector y tu discurso, pero en mi oído, sintiendo como calientas mi cuello con tu aliento.
Porque las llamadas, que son cortas y escasas, no destierran el sentimiento de soledad, no erradican la desesperación por tomarte de la mano y caminar contigo...
Si te dijera tantas cosas, mis inquietudes, mis dudas, mis errores, y hasta la rabia por mencionar detalles carnales en un reencuentro que espero tanto, la desilusión por sentirte perdido en la distancia y en el tiempo después de todo lo prometido...
Estoy a punto de perforar estas hojas con las navajas de mis tristezas, estoy a punto de llorarte y deshacer gota a gota estas letras que te imploran, o que te pierden. Estoy a punto de creerte en el momento en que te olvido.
Llegará de nuevo la noche, con ella la amargura, como llegan las moscas con el verano, como llega el otoño con el vacío, tiñendo de café los hombros de quien espera.
Restan pocos renglones, ha llegado la hora de despedirme y de decidirme, me quedo, me dejo, te creo, te sigo, me mantengo... Dónde? Entonces primero me encuentro, después pienso y me confundo y comienzo de nuevo, sonrío, (no hay más que eso) lo niego, te reitero, te medito y solo algo cierto: no te olvido, te amo con todo mi ser
Restan pocos renglones, ha llegado la hora de despedirme y de decidirme, me quedo, me dejo, te creo, te sigo, me mantengo... Dónde? Entonces primero me encuentro, después pienso y me confundo y comienzo de nuevo, sonrío, (no hay más que eso) lo niego, te reitero, te medito y solo algo cierto: no te olvido, te amo con todo mi ser
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